En lugar de Cantabria nació el macarrilla me considero
Cantabro y yo veo asi veo mi Cantabria con mi gran buda y nuestros pijamas y
zapatillas amarillas : Santander es una elegante ciudad que se extiende a lo
largo de una amplia bahía con vistas al mar Cantábrico. Su casco histórico
reúne un conjunto de nobles edificios que se alzan en medio de un increíble
entorno natural de mar y montañas. Su tradición marinera y comercial se une a
una vocación turística centenaria, que tiene en la célebre playa de El
Sardinero, en el paseo Marítimo y en la península de La Magdalena sus mayores
atractivos. El acervo cultural de la capital cántabra se enriquece con el paso
del Camino de Santiago .
Santander es una ciudad en la que queda
patente la mezcla de sus diferentes vocaciones, tradición marinera, comercial y
turística. El origen de la ciudad se relaciona con el Portus Victoriae fundado
por los romanos. Sin embargo, el desarrollo urbano de la capital no llegaría
hasta el siglo XI, fecha en que comenzaría a crecer la villa al abrigo de la abadía
de San Emeterio. El Paseo de Pereda,
con sus típicas casas de miradores, y sus jardines constituyen un exuberante
bulevar que separa la franja costera del casco antiguo santanderino. La cercana Catedral es uno de los edificios más antiguos
de la capital, siendo su primitiva construcción del siglo XIII. En su interior
sobresale la tumba de Marcelino Menéndez Pelayo, obra del escultor Victorio
Macho. Bajo el templo principal se conserva la cripta de El Cristo, sobrio
recinto abovedado en el que se descubrieron diversos hallazgos de la época
romana.
Frente a la catedral se levanta la Plaza
Porticada, de estilo neoherreriano y rodeada de varios
edificios públicos. Nos encontramos en plena encrucijada de animadas rúas
(calles) comerciales como el Arrabal oel Cubo.
Una de estas calles conduce a la plaza del
Generalísimo, sede del Ayuntamiento,
colindante con el popular mercado de la Esperanza, de estilo modernista. La
visita ha de continuar por el Museo de Bellas Artes y laCasa-Museo de Menéndez
Pelayo, edificio declarado Conjunto
Histórico-Artístico.
El puerto y El Sardinero
De vuelta a los jardines de Pereda,
aparecen el Banco de Santander y el Palacete del Embarcadero,
edificio éste último con excelentes vistas a la bahía. En ella se localizan el puerto
pesquero y el Puerto
Chico, así como diversas dependencias marítimas: la lonja, el
muelle, la Comandancia de Marina, etc.
En este lugar se dibuja una de las estampas
más típicas de Santander. A la imagen de mansiones y edificios burgueses que miran
a la bahía se une la de otros edificios de carácter cultural. Entre ellos
destaca elPalacio
de Festivales, construido por Francisco Javier Sáenz de Oiza y
actual sede del prestigioso Festival Internacional de Santander. El Museo
de Prehistoria y Arqueología, que recoge diversos hallazgos
prehistóricos, de entre los que destacan su colección del Paleolítico, una de
las más valiosas de Europa. Por último, el Museo Marítimo del
Cantábrico, uno de los más completos de España dedicados al
mar, descubre varios aspectos relacionados con el Cantábrico: biología marina,
historia marítima, etnografía pesquera, etc.
Santander muestra a partir de este punto
las hermosas playas de los Peligros,
la de la Magdalena y la de Biquinis,
de tranquilas aguas y protegidas del viento por la bahía.
En la Santander más turística se halla El
Sardinero. Frente a esta célebre playa se puede disfrutar de
uno de los paseos marítimos más bellos de España, con suntuosos edificios, como
el Gran Casino,
que evoca la arquitectura de la Belle Époque. La Plaza
de Italia, con sus elegantes y animadas terrazas veraniegas, y
losJ jardines
de Piquío, que se asientan sobre un entrante rocoso que marca
la separación de las dos playas de El Sardinero, completan el entorno.
Entre el casco histórico y El Sardinero, se
extiende la península en la que se asientan el parque
de la Magdalena y
el palacio real,
inaugurado en 1913 como residencia estival del rey Alfonso XIII. La residencia,
de estilo inglés, cuenta con hermosas caballerizas y se encuentra rodeada de
extensos jardines y zonas arboladas. Esta privilegiada zona de esparcimiento se
convierte durante los meses de verano en el centro neurálgico de los
renombrados cursos de verano de la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo, foro que reúne tanto a estudiantes
como a las más destacadas personalidades de los más diversos campos del
conocimiento.
Gastronomía y alrededores
Situada a medio camino entre el mar y la
montaña, Santander posee en su gastronomía una particular mezcla de
ingredientes. Del mar proceden las características rabas (calamares fritos), los bocartes
rebozados (boquerones),
y mariscos frescos. El interior aporta excelentes carnes de vacuno y un plato
emblemático en toda la región, el cocido montañés (guiso con alubias, carne y repollo).
Los postres pasan por la quesada (pastel de queso) y los sobaos
pasiegos (a base
de mantequilla, harina y huevos).
Los amantes de la naturaleza encontrarán en
Cantabria un impresionante patrimonio de espacios protegidos. Entre los lugares
mejor conservados figuran los Parques Naturales de
Oyambre, Peña Cabarga y Saja-Besaya, si bien el más importante
es el Parque Nacional de Picos
de Europa, cuyo territorio es compartido con Asturias y
Castilla y León.
En las estribaciones de esta cadena
montañosa se sitúa el Parador de Fuente Dé.
Entre las muchas otras opciones de alojamiento destaca también el Parador
Gil Blas, en Santillana del Mar, declarada
Monumento Nacional.
Cerca de la capital, se puede disfrutar del
Parque de la Naturaleza de Cabárceno,
espacio de gran belleza natural en el que conviven distintas especies animales
en semilibertad.
La tradicional ruta
norte del Camino de Santiago recorre
el litoral cántabro, atravesando pintorescas localidades como Castro
Urdiales, Santoña, Suances, Comillas, San
Vicente de la Barquera o Santillana del Mar.
A escasos kilómetros de esta localidad se localizan las Cuevas
de Altamira, que cuentan con la declaración de Patrimonio
de la Humanidad. Consideradas como la “Capilla Sixtina del Arte
Paleolítico”, contienen algunas de las pinturas rupestres más importantes del
arte cuaternario. Un moderno edificio alberga las instalaciones del museo,
donde se puede admirar la neocueva,
fiel réplica de los motivos pictóricos que aparecen representados en la cueva
original.
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